Sintomas
El síntoma principal es el incremento del lagrimeo (epífora) que provoca que se derrame sobre la cara o las mejillas. En los bebés, este lagrimeo se vuelve notorio durante las primeras dos a tres semanas después del nacimiento.
Algunas veces, puede parecer que las lágrimas son más espesas y se pueden secar y formar costra.
Si hay pus en los ojos o los párpados se pegan, su bebé puede tener una infección ocular llamada conjuntivitis.
